viernes, 13 de julio de 2007

El primer asesino serial: El Petiso Orejudo.

Comenzó a matar siendo un adolescente. Sus víctimas eran niños indefensos. El de Cayetano Santos Godino es el caso más escalofriante de los que registran los anales policiales del país.

Un día de 1906, el empleado municipal Fiore Godino entró en la comisaría décima, en la calle Urquiza 550, y a los gritos clamó ayuda para controlar a su propio hijo, Cayetano Santos Godino, de sólo 9 años:
–¡Señor comisario, yo no puedo con él! Es imposible dominarlo. Rompe a pedradas los vidrios de los vecinos, les pega a los chicos del barrio… Y si lo encierro en casa es peor. Se pone como loco. El otro día encontré una caja de zapatos. Había matado a los canarios del patio, les había arrancado los ojos y las plumas y me los dejó en la caja, al lado de mi cama…
El comisario fue a buscar a Cayetano al conventillo de la calle 24 de Noviembre 623, donde vivían entonces los Godino, y se lo envió al juez. Tras una reprimenda, fue devuelto a sus padres. Como no mejoraba, en 1908 lo encerraron en un reformatorio de Marcos Paz. Iba a pasar allí tres años, pero no sirvió de nada.
Fiore Godino y Lucia Ruffo, dos campesinos sardos, habían llegado en 1884 a Buenos Aires. Eran analfabetos y huían de la pobreza, pero también de una tragedia personal: el hijo primogénito, también Cayetano, había muerto de una afección cardíaca a los diez meses de edad. Después, los Godino tuvieron una hija, Josefa, con la que emprendieron la travesía, y en Buenos Aires les nacieron nueve hijos más. Al último, que vio la luz en 1896 en el conventillo de Deán Funes 1158, lo bautizaron Cayetano, como al muertito.
El padre de Cayetano era sifilítico y alcohólico, aunque se las arreglaba para ir tirando, hasta que finalmente consiguió un trabajo de farolero (encendía el fuego en los faroles de alumbrado). Cayetano era un chico frágil: enfermó de enteritis a los pocos años y creció raquítico. Peor les fue a algunos de sus hermanos, como Antonio, que era epiléptico. Cuando Fiore llegaba a casa –las dos piezas del conventillo donde la familia habitaba– les propinaba feroces palizas a Lucía y a sus hijos. Cayetano fue a varias escuelas, pero duraba poco: lo expulsaron seis veces y nadie le enseñó a leer. Cuando fue revisado por los médicos, éstos contaron 27 cicatrices en la cabeza provocadas por las palizas del padre y de su hermano Antonio.
A los siete años, Cayetano era tan bajo y menudo que parecía de cuatro. Lo llamaban "El Oreja" o "El Petiso Orejudo" porque sus apéndices auditivos eran grandes y apantallados. A los 8 cometió su primera fechoría. Tomó de la mano a un niño de 21 meses y lo llevó a un baldío donde comenzó a pegarle en la cabeza con una piedra. Al pequeño Miguel de Paoli lo salvó el vigilante de la esquina, que llevó al agresor a la comisaría. El padre tuvo que ir a buscarlo y todo quedó como una pelea de chicos. ¿Quién podía pensar que en ese incidente comenzaba su carrera el mayor asesino serial y pirómano nunca conocido en el sur de América?
El año siguiente, 1912, iba a ser un año lleno de acontecimientos, en la Argentina y en el mundo. Se hundió el Titanic en el Atlántico norte y en algunos cabarets de Buenos Aires comenzó a actuar un dúo de tangueros: el cantor Carlos Gardel y su guitarrista José Razzano. Pero para muchos porteños aquel 1912 quedó en la memoria como un año atroz, porque fue cuando un fantasma recorrió Buenos Aires dejando una huella de sangre…
El 25 de enero de 1912 se encontró, en una casa vacía de Pavón 1541, el cadáver de Arturo Laurora, de 13 años, golpeado y estrangulado.

A las seis de la tarde del 7 de marzo de 1912, una niña de 5 años llamada Reina Bonita Vainicoff, hija de inmigrantes judíos que vivían en la avenida Entre Ríos 522, miraba la vidriera de una zapatería. De pronto, sin que nadie atinara a darse cuenta cómo, el vestido blanco de Reina Bonita, lleno de volados y puntillas, comenzó a arder. Alguien le había tirado un fósforo. A pesar de los gritos desgarradores de la niña en llamas, y de que un policía se tiró sobre ella para apagar el fuego con el cuerpo, no pudo ser salvada. Reina Bonita, con quemaduras múltiples, murió 16 días más tarde. La tragedia se ensañó con la familia Vainicoff: el abuelo, al ver que su nieta ardía, cruzó la avenida Entre Ríos sin mirar y lo mató un auto.
El 16 de julio de ese mismo año, Cayetano incendió un corralón en Garay al 3100. En septiembre, mientras trabajaba como mandadero en unos almacenes del barrio, acuchilló a un caballo en los establos de Chiclana al 3300. Dos días después prendió fuego a la estación de tranvías de la Compañía Anglo, que tenía entrada por Estados Unidos y por Carlos Calvo. El 8 de noviembre de 1912, y en un descuido de sus padres, desapareció el niño Roberto Carmelo Russo, de dos años y medio, quien jugaba con su hermanito mayor en la vereda de Carlos Calvo al 3800. Minutos más tarde, un vigilante rescató a Roberto Carmelo en un baldío. Lo habían maniatado con un piolín. Junto a él estaba un muchacho menudo y de orejas apantalladas: alegó que acababa de descubrir a Robertito y estaba desatándolo.
Durante ese mes de noviembre, otros extraños sucesos conmovieron al barrio: alguien incendió un galpón de azulejos en la calle Carlos Calvo y Carmen Ghittoni, de tres años, fue golpeada en un baldío de Chiclana y Deán Funes. El vigilante llegó corriendo y sólo avistó de lejos al agresor, que huía. Cuatro días después, Catalina Neolener, de cinco años, sufrió un ataque similar en el umbral de su casa, en Directorio 78. Pero todo se iba a precipitar el día de la tragedia, el martes 3 de diciembre de 1912.
La señora María Giordano abrió la puerta de calle y miró al cielo. Estaba nublado y bochornoso, pero no parecía que fuera a llover. Dirigiéndose a su hijo Jesualdo, un gordito de tres años y medio que llevaba una pelota colorada bajo el brazo, le recomendó:
–Quedate jugando en la vereda, Jesualdito, pero no crucés.
Fue lo último que le dijo. Cuando volvió a verlo, su hijo estaba muerto. La tarde del 3 de diciembre Jesualdo fue encontrado en un basural conocido como la quinta Moreno, donde funcionaba antes el horno de ladrillos de la fábrica La Americana. Lo habían estrangulado con trece vueltas de un piolín que se le hundió en el cuello. Como no terminaba de morir, el homicida le perforó la sien derecha con un clavo de cuatro pulgadas, al que golpeó con una piedra hasta que la punta salió por el otro parietal. Luego tapó el cuerpito con chapas de cinc y se fue tranquilamente a su casa.
"El Oreja", con inconsciencia, parecía provocar al mundo. Durante la reconstrucción del crimen de Jesualdo, Godino fue visto entre el gentío que llenaba la quinta Moreno. También fue al velorio, y hasta algunos dijeron que se mostró compungido al acercarse al féretro blanco y tocar la cabecita con mano trémula. Se sabe que compró un ejemplar del diario y se hizo leer la crónica de los hechos (era analfabeto). Luego recortó la noticia y se la guardó.
El proceso a Cayetano Santos Godino se prolongó por dos años, durante los cuales "El Petiso" fue recluido en el Hospicio de las Mercedes. Las más importantes figuras de la psiquiatría criminal concurrían para examinar al reo y comprobar cómo era aquel ser al que la prensa calificaba de fiera humana. Muchas voces reclamaron que se lo condenara a la pena capital, que entonces estaba en vigencia para delitos como el homicidio, aunque no podía aplicarse a menores. ¿Pero podía llamársele niño al "Petiso", aunque su partida de nacimiento dijera que sólo tenía 15 años?
Godino era examinado como un cobayo; en el diagnóstico, se destacaban sus características físicas: la escasa talla (1,51 metros), la cabeza pequeña (microsomía); la extensión de sus brazos, que abiertos alcanzaban una envergadura de 1,85 metros; sus orejas desmesuradas y en asa, su miseria física y la desmesura de su órgano sexual. Todo conducía a una conclusión: Godino estaba predestinado al crimen. Por esa época estaban de moda las teorías de Cesare Lombrosso, que describía a los asesinos según su aspecto físico. Los médicos decidieron entonces operarle las orejas y coserlas al costado de la cabeza, suponiendo que de esta manera concluiría su afección al homicidio. Luego de una larga recuperación, dejaron en libertad al Petiso, quien cometió otro horrendo asesinato dos días después del alta médica. Fue capturado nuevamente y esta vez para siempre.
Godino fue condenado en 1914 a la pena de penitenciaría perpetua, que era irredimible. El juez lo envió a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, donde podía ser aislado en una celda. Allí pasó varios años. Aprendió a leer y escribir, a sumar y restar.
En 1923 se inauguró en Ushuaia un presidio de máxima seguridad. Se la llamó "la cárcel del fin del mundo". Godino, severamente custodiado y engrillado, fue trasladado a ella en el transporte Chaco.
Cayetano Santos Godino nunca recuperó su libertad. Según el certificado de defunción, "El Petiso Orejudo" falleció el 15 de noviembre de 1944 por una hemorragia interna causada por gastritis avanzada, aparentemente provocada por una paliza dada por los presos cuando este mató a los dos gatos mascotas de la penitenciaría. Cuenta la leyenda que, cuando el penal fue clausurado, en 1947, los huesos de nuestro primer asesino serial no pudieron ser hallados en el camposanto del lugar. En cambio, la esposa del último director tenía un pisapapeles con el fémur de Cayetano Santos Godino.

*Extraído de un texto de Alvaro Abos. Fuente: Orejas Aladas, de L. Contreras. Información adicional obtenida en los folletos del Museo de la Cárcel del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina.

27 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que se dice un chico travieso.

Ginger dijo...

Igualito al hijo de alguien que yo conozco...

Anónimo dijo...

Uh, y yo que me quejo que Gabriel es tremendo.
Siendo un poco facho, la pena capital no hubiese venido mal en ese caso (y en otros similares).

Anónimo dijo...

Lombrosso hijo de puta!!!!!!!

Es mentira que los que tenemos desmesurado el órgano sexual, matemos niños.

Ginger dijo...

Guty, fijate que la culpa siempre fue de los que lo dejaron salir. Primero porque era chico, después porque era "lombrosiano", al final le daban lugar para que hiciera las barbaridades que hizo.

Ginger dijo...

Angel, me hiciste largar tal carcajada, que vino mi hijo a preguntarme que me pasaba.

Carito dijo...

Cuando era chica me decian que si me portaba mal venia el hombre de la bolsa ¿En esa epoca las madres no decian "si te portas mal viene el petiso orejudo"?

Anónimo dijo...

Che, y cuánta era la desmesura de su órgano sexual? Hay cifras? O era una cuestión de proporciones? Ya que con 1,51 m de altura... así cualquiera tiene desmesuras.

Angel, y tu desmesura?

(en fin, me río ahora, luego de haberme corrido un gran escalofrío al leer los detalles de semejante historia)

Laura dijo...

Monstruoso todo: el padre agresor, el hermano agresor, los crímenes...Casi todos los asesinos en serie tienen historias familiares de terror. No todos, pero sí la mayoría. Triste triste.

Weltklang dijo...

Parece que el "a la cama sin postre" no da resultado.
Petiso Orejudo lo bautizó la prensa, que en ese entonces no tenia muy claro que es la objetividad. Tampoco eran muy creativos los periodistas. Hoy se lo podria llamar Cara de Cacerola.

Anónimo dijo...

Después del "Petiso Orejudo" los otros seriales que tuvimos fueron "El Petiso Patilludo" y el "Flaco Narigudo de la Duda".... ¿como recordaremos al "Pingüino estrábisco" ?

Ginger dijo...

Carito, mi mamá me decía que si me portaba mal venía Junco, pero esa es otra historia.

Ginger dijo...

Maestruli, pensá que los brazos estirados tenían 1,85 mts y sacá la cuenta de la L

Ginger dijo...

Laura, acá me parece que el mambo del pibe venía más por una cuestión genética. El viejo era alcohólico y sifilítico, y obviamente, la mala vida debe haber influído también.

Ginger dijo...

O Citroen con las puertas abiertas, Welt.

Ginger dijo...

Inte, aclará que el narigón de la duda, no tiene nada que ver con Duda Desnuda, o se arma flor de bolonqui.

Laura dijo...

A mí me decían que si me portaba mal venía María Félix a arañarme...y, dicho en argentino: ¿Sha la viste, a María Félix? (Sobre todo por ahí del año 85, PUAAAJJJ).

Anónimo dijo...

Bueno, Laura, habría sido mejor verla en la década de los 80´s que ahora, en calidad de fiambre. Además, es una buena moraleja respecto de lo que les pasa a las mujeres muy bellas que se rehúsan a admitir el paso de los años. No sé si alguien lo notó, pero ya traía el ombligo como un tercer ojo. lol
Gin, me dió escalofrío tu relato. Que horror para las criaturas que perdieron la vida tan cruentamente y para sus padres, que siguieron viviendo con esa tortura.
Ángel Gris, por acá hay un dicho que dice, "Dime de que presumes, y te diré de que careces." Así que, aguas!
Saludos 1000.

Anónimo dijo...

jajajajaja

Ginger, me causó gracia lo de la relación del petiso entre la altura y la extensión de los brazos. Eso más que ley de la L es la ley de la T.

Por cierto... ¿no se llama envergadura a la distancia de los extremos de las alas de un avión?

Bueno, eso me causó gracia, en realidad la historia me crispó los pelos de la nuca.

Anónimo dijo...

Ahora entiendo de donde salió eso de "petizo y me la piso".

Anónimo dijo...

terrible historia... no puedo creer que sea verdad...

DudaDesnuda dijo...

Che, que carajo quiso decir Interior???? Mirá, que no se haga el valiente porque está lejos porque el Petiso Orejudo es un poroto cuando yo me engrano. ¡Pst!!!

Hablando del petiso orejudo, en esa epoca no había series de televisión violentas, ni existía Rambo y demás pelotudeces... con lo cual, cuando un pendejo nace loco (con los padres que tenía muy normalito no iba a salir) hay que matarlo. Y aplaudo a los presos que lo asesinaron por haber matado a los gatitos.

Besos y guillotina

Anónimo dijo...

epa Duda! No te conocía ese lado Robespierre! Con ese discurso me hacés acordar a mi madre...

Anónimo dijo...

Estoy con vos Duda.

pal dijo...

Uy! Dudis, la madre de todas las madres... "que te parió!"

Anónimo dijo...

Por ahi menciona el post "el mas grande aesino serial de lsur de america". Pues no lo fué, el mas grande fue Pedro Alonso Lopes, nacido en colombia, mato a mas de 300 niñas. Ah, por cierto, es el mas prolifico a nivel mundial.

EL PETISO dijo...

SOIS TODOS UNOS XUPAPOLLAS GILIPOLLAS DE MIERDA MAS RESPETO AL HOMBRE MAS VAINTE I CON MAS COJONES QUE A XISTIO EN TODA LA HISTORIA ARRIBA EL PETISO OREJUDO FIORE Y ANTONIO SE DAN PORCULO MUTUAMENTE SI OS ENGANCHA EL PETISO OS REVINTA LA BOCA A TODOS VIVA CAYETANO SANTOS GODINO 1896-1944